29 de septiembre de 2010

“Había que poner a la ciencia y la tecnología dentro del desarrollo social y económico”



Por Natalia Vaccarezza

El ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva Lino Barañao analizó los avances de los años de gestión en la cartera, que en cuatro años quintuplicó el presupuesto hasta llegar a los $1.000 millones para el 2011. En diálogo con Buenos Aires Económico, Barañao destacó el nuevo rol de la ciencia y la economía, y la figura del consocio público-privado. Además, afirmó que “hay que apostar a la industria del software”.

–Que el ministerio incluya el nombre de innovación productiva es algo más que novedoso…
–Es el principal cambio cualitativo que se ha producido a partir de la creación del ministerio. El objetivo era poner a la ciencia y tecnología dentro del desarrollo social y económico. Este acoplamiento de la generación de conocimiento y de riqueza requiere una acción del Estado. Para hacer ciencia tradicional basta con proveer fondos, pagar investigadores, tener una mínima infraestructura, y los investigadores logran avances significativos. Pero esto no garantiza que esta inversión redunde en un beneficio concreto en la sociedad. Que el ministerio se llame innovación productiva es una señal de que pretendemos hacer algo distinto en la Argentina, y ha habido un esfuerzo para dar este salto, que fue evidente a partir del 2003, con el incremento presupuestario a la entonces secretaría.

–¿Con qué presupuesto contarán en el 2011? ¿Cómo mejoró respecto desde el cambio a ministerio?
–Los fondos para proyectos de investigación eran de $30 millones, y el presupuesto total de la secretaría era de $130 millones. El Conicet estaba entre $500 millones y $600 millones. El presupuesto para el 2011 es de $1.000 millones, mientras que en el 2006 fue de $234 millones. Fue un crecimiento muy marcado que permite en el 2007 que se pueda dar el salto a la creación del ministerio. Desde el 2004 financiamos proyectos que para crear nuevas empresas (los llamados startup), otorgamos fondos para investigadores, y apoyamos la propiedad intelectual que no existía en el país. Para patentar en el exterior instauramos un instrumento: los aportes no reembolsables.

–¿Cómo logra una empresa el patentamiento a nivel mundial?
–El grupo de investigación, institución o pymes presentan a la Agencia su proyecto, se comprueba que no está patentado, se realiza una estimación del mercado potencial y luego otorgamos el subsidio que tiene un límite hasta 75.000 dólares. También impulsamos una política para generar gerentes tecnológicos. El problema es que cuando el hallazgo es aplicable y novedoso, alguien tiene que encargarse de comercializarlo. La universidad tiene como objeto recibir fondos y producir información, luego la empresa toma la información y la convierte en un producto que vuelca al mercado y recibe dividendos. A través de una reglamentación de la ley de innovación, las instituciones pueden participar en una empresa y garantizar que el Estado reciba los beneficios y pueda comprobar que produce empleo de calidad. Apuntamos a generar puestos de trabajo de calidad y fomentar la inclusión social.

–¿Allí se unen la ciencia y la economía?
–Este es el nuevo rol que la ciencia ha adquirido en todos los países, como un motor de la economía, y la Argentina no estaba incorporado en el imaginario colectivo en ese papel. Las instituciones tienen que tener gente capacitada para intervenir en procesos de transferencia y comercialización, y el sector productivo tiene que tener conciencia de que hay soluciones para sus problemas que pueden venir del ámbito público y pueden relacionarse. Para ello tiene que haber un gerente tecnológico que no había en el país. Otro instrumento es la figura del consorcio público-privado para llevar adelante proyectos. Estamos elevando el nivel de financiamiento, pero requiriendo una relación entre el sector público y el privado. Que el sector público demuestra que tiene capacidad de desarrollo y el sector privado que puede llevarlo adelante y llegar a un producto en un plazo razonable.

–¿Cómo será la financiación?
–Los fondos sectores son de u$s7 millones a u$s10 millones por proyecto. Nos centralizamos en algunas áreas estratégicas. Hemos comenzado con concursos de fondos de biotecnología aplicada a salud. Hay varios consorcios seleccionados para la producción de anticuerpos monoclonales, que es algo que no se hace en el país y es extremadamente caro. La producción nacional no sólo va a permitir abaratar el acceso a ese medicamento sino también se introduce un nuevo rubro de exportación. Esta modalidad se está aplicando en las plataformas tecnológicas de biotecnología, la nanotecnología y tecnología de la información y comunicación, aplicadas a cinco áreas problemas que serían salud, agroindustria, energía renovable, desarrollo social y ambiente.

–¿Cómo se encuentra la industria del software en la Argentina?
–La industria del software produce conocimiento de estado puro. El 60% de los ingresos van para el personal, y una empresa no puede darle el lujo de perder a su empleado más capaz. Es una actividad deseable desde el punto de vista productivo, no sólo porque permite diversificar las exportaciones sino porque es un trabajo de mejor calidad. Allí es donde se debe apostar.

–¿En qué nivel está nuestro país en innovación tecnológica?
–Tenemos un buen un nivel formativo. Hay áreas donde nuestros profesionales tienen un nivel de competencia internacional, como en ciencia biomédica, industria del software, y los concursos de programación.

–El ministerio está impulsando la creación de un canal de TV, ¿en qué instancia se encuentra el proyecto?
–La idea surge porque necesitamos un medio para publicitar este cambio cultural, la importancia de la ciencia y la tecnología para las pymes y atraer jóvenes a esta actividad. Estamos lanzando el trailer en noviembre y saldrá al aire entre abril y mayo del 2011. Se trata de un canal paralelo a Encuentro y Paka Paka. Tenemos un presupuesto de $30 millones y ahora están depositando la primera cuota. El canal va a funcionar en el Museo de la Memoria, junto con el resto de los canales.

–¿Perspectivas para el 2011?
–En primer lugar, nos mudamos al nuevo edificio, el polo científico-tecnológico. Es un edificio muy particular por el concepto de arquitectura sostenible. Después estamos lanzando la línea de financiamiento para fondos sectoriales y lanzando el canal y ver el efecto. Nuestro objetivo en este cuarto año de gestión es poder consolidar lo que estamos haciendo como política de Estado y que se mantenga en el tiempo. Somos optimistas porque vemos que, tanto del Gobierno como la oposición, el apoyo a la ciencia es algo que no se discute.