20 de septiembre de 2010

“El empleo es la prioridad”

En diálogo con Página/12, el ministro de Trabajo aseguró que la política monetaria y la fiscal tienen que estar dirigidas a generar puestos de trabajo y no a financiar la fuga de capitales. El objetivo es alcanzar el pleno empleo en 2011.
Por Tomás Lukin

El ministro de Trabajo, Carlos Tomada, defendió la reforma de la Carta Orgánica del Banco Central para ampliar los objetivos de la entidad y contemplar, además del control de la inflación, el sostenimiento de un amplio nivel de crecimiento y la creación de empleo. La modificación hace explícita la necesidad de coordinación de las políticas monetaria, cambiaria y financiera, con las políticas de empleo e ingresos. “El Ministerio de Trabajo no se ocupa solamente del conflicto laboral y las negociaciones salariales, también se ocupa de las políticas de empleo. Las definiciones en materia de política monetaria y fiscal tienen que estar dirigidas al objetivo del empleo, no a financiar la fuga de capitales”, apuntó Tomada a Página/12.

“La predominancia de la visión financiera del mundo hizo que la política de empleo quede relegada. Proponer que el Ministerio de Trabajo forme parte de un Consejo Asesor en el Banco Central no implica abandonar el objetivo de control de la inflación, perseguir un bajo nivel de desempleo permite darle sustentabilidad temporal al objetivo de una baja inflación”, argumentó el titular de la cartera laboral. Tomada sostiene que la baja inflación y baja desocupación no son incompatibles, pero advierte que esos parámetros varían de acuerdo con la estructura productiva y modelo de crecimiento de cada país.

En ese sentido, el funcionario reiteró que “Argentina tiene las condiciones para alcanzar el pleno empleo hacia fines de 2011”. La creación de puestos de trabajo desde 2003 y las políticas para limitar el impacto de la crisis permitieron alcanzar un nivel de desocupación de 7,9 por ciento. Sin embargo, desde algunos sectores cuestionan la referencia al “pleno empleo” de los funcionarios de la cartera laboral y enfatizan que persiste un nivel de informalidad del 36,5 por ciento, una estructura ocupacional estatal muy precaria y altos niveles de pobreza. “Estamos revirtiendo una política de 30 años, eso no es algo que se pueda hacer en cinco años. Quienes se basan exclusivamente en la fotografía actual para decir que se mantiene una estructura ocupacional deteriorada, lo hacen de mala fe. Quieren hablar de la foto para decir que estos resultados son producto de nuestra política, y no que fueron nuestras políticas las que permitieron mejorar la situación social”, sostuvo Tomada.

“La autodenominada izquierda debería ser prudente porque los cambios son importantes. No decimos que hayan finalizado ni que la situación ocupacional sea esplendorosa, ni que no existan tensiones. Empezamos discutiendo cómo repartían kilos de pan y carne, y terminamos con un debate sobre la distribución de las ganancias. Es otro país donde el empleo es el eje central de las políticas públicas”, argumentó.

“Estamos hablando de otros temas. Los ejes del debate global son diferentes. Impulsar y sostener a la demanda agregada junto con el nivel de empleo a partir de la intervención del Estado es una alternativa viable recomendada desde el discurso dominante para evitar la profundización de la crisis”, señaló a este diario el funcionario luego de participar la semana pasada de una conferencia internacional en Oslo, Noruega, organizada por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y el Fondo Monetario Internacional (FMI). “Discutir en estos términos era impensable hace cuatro años. Sin embargo somos prudentes, sabemos que se trata del FMI, donde existe una especie de esquizofrenia entre este discurso y las políticas que impulsa”, apuntó el ministro.

El documento elaborado por los equipos técnicos del FMI y OIT enfatiza que la “recuperación de la demanda agregada es la única solución para el desempleo” y advierte que desde 2007 se destruyeron más de 30 millones de puestos de trabajo. A pesar de su entusiasmo, Tomada reconoce que no se trata de un debate exento de tensiones y contradicciones.

Precisamente, las intervenciones del presidente de España, José Rodríguez Zapatero, y el primer ministro de Grecia, George Papandreou, estuvieron atravesadas por la necesidad de justificar sus recesivos recortes fiscales, que tuvieron como variable de ajuste al mercado de trabajo. Mientras que el director del Fondo, Dominique Strauss-Khan, advertía sobre la “catastrófica” situación del empleo, el discurso de Zapatero “defendió una reforma laboral que no va a resolver ningún problema español y que nos hizo acordar, por sus contenidos, a la Ley Banelco”, apuntó el funcionario.