26 de septiembre de 2010

“Cuando la oposición cuestiona el Presupuesto, cuestiona el modelo”


Entrevista a Roberto Feletti. El viceministro de Economía revisó la marcha de la economía y los números previstos para el 2011.
Nada hace suponer que el año próximo será diferente al actual. La que siembra incertidumbre sobre las decisiones en materia de inversión y consumo es la oposición con sus dislates”, dispara el viceministro de Economía, Roberto Feletti. A horas de iniciado el debate legislativo por el proyecto de Presupuesto 2011, y cuando desde la oposición de alzan voces que amenazan con rechazar de plano la iniciativa, el número dos del equipo económico revisó con Miradas al Sur la marcha de la economía y las proyecciones para el año próximo. El tipo de cambio, el gasto público, el programa financiero y la inserción del país en el comercio internacional fueron algunos de los temas abordados. Un diálogo en el que no estuvo ausente la necesidad de un nuevo liderazgo en el sector industrial y la evolución de los precios.
–La oposición lanzó críticas muy duras al Presupuesto presentado. Algunos lo califican como un dibujo…
–Sería bueno que explicitaran sus objetivos. Si lo hicieran se podría discutir. Hace varios años que sostenemos presupuestos equilibrados, con superávit fiscal y comercial en el marco de una estrategia de desendeudamiento que incluye la acumulación de reservas. El proyecto refleja la continuidad de una decisión política que nació en 2003. El Gobierno ha expandido el gasto para impulsar la economía. Un proceso se verificó exitoso y permitió que la crisis internacional no golpeara sobre el salario y el empleo. En este aspecto hay que destacar el impulso a la obra pública, la Asignación Universal por Hijo, la suba del salario mínimo y el aumento de las jubilaciones. Cuando la oposición habla de un dibujo, la verdad es que no sé a que se refieren. Tal vez pretenden que se recorten gastos sociales, o que los recursos para educación no alcancen el año que viene el 6,1 por ciento del producto, muy por encima del 2 por ciento que representaban en 2003.
–Otra de las críticas se refiere a una supuesta subestimación de los recursos.
–La recaudación está muy ligada al ciclo económico. La proyección del 4,3% de crecimiento del producto para 2011 refleja un panorama mundial signado por la volatilidad. Se podría ser más optimista, pero es evidente que la salida de la crisis en Estados Unidos y Europa se demora porque carecen de políticas de recuperación para la demanda. Y no las tienen porque cuando las quieren implementar les aparecen desbalances globales muy fuertes y un marcado deterioro de sus monedas.
–Desde un tiempo a esta parte, el tema de los subsidios a los servicios públicos está en la mira de casi todo el arco opositor.
–Si quieren aumentar las tarifas de la luz, el gas y el transporte público que lo digan. O que planteen que la subas del 20,8 por ciento en los gastos de la seguridad social y del 21,8 por ciento en las prestaciones previsionales son excesivas. Nosotros vamos a seguir defendiendo un modelo que permitió crecer con tasas que, con excepción del año pasado, se ubicaron entre el 8 y el 9 por ciento anual. Se trata de recuperar la tasa de inversión histórica que estuvo ausente en la década del noventa. De lo contrario no se podría sostener el crecimiento ni el descenso del desempleo abierto, que roza ya el 7 por ciento. Cuando la oposición cuestiona el Presupuesto cuestiona el modelo.
–Suponiendo que no variaran las condiciones internacionales y que este año cerrara con un incremento del producto del orden del 9 por ciento, cuál sería el nivel de crecimiento para el año próximo…
–Con esas condiciones sería razonable que la economía crezca más de lo previsto. Obviamente, será menor al crecimiento de este año, porque partimos de un piso muy alto. La curva se aplana y es lógico que suceda. El consumo que estuvo contenido en 2009 explotó este año.
–Por izquierda y derecha se acusa al Gobierno de hacer lo que quiere con lo recursos.
–Es una fantasía. Cada vez que debimos reasignar partidas enviamos al Congreso el instrumento legal correspondiente. Malo sería que se votaran partidas que después no se pueden cumplir porque no se alcanzan las metas. Si hay un crecimiento mayor al previsto se enviará al Congreso la herramienta jurídica que corresponda.
Maleficios, reservas y dólar. “El Gobierno, sobre todo en estos últimos tres años, se caracterizó por romper los maleficios que persiguieron a la economía durante muchas décadas”, asegura Feletti. El señalamiento, entre otras cuestiones, apunta a las tensiones cambiarias típicas de un año electoral. Situación que suele agudizarse cuando se trata de una elección presidencial. “No hay razón para pensar que vayamos a tener presiones importantes. Para el año próximo prevemos un superávit comercial de casi 10.000 millones de dólares y un superávit de cuenta corrientes del orden del 1,2 por ciento del producto. Si el país afrontó sin inconvenientes vencimientos pesados durante los últimos tres años, superiores a los 12 mil millones de dólares, no hay motivo para que analista alguno ponga en duda la solvencia del país. Menos con una economía en franca expansión. La generación de divisas por la vía cuenta corriente es compatible con el nivel de los vencimientos.”
–¿Habría que agregar que el Presupuesto 2011 prevé utilizar unos 7.500 millones de dólares de las reservas del Banco Central para el pago de la deuda?
–Está incluido en el Presupuesto. El posible aumento de la demanda de divisas está cubierto por distintas vías. No hay riesgos de tensión cambiaria.
–Eso no quita que se puedan generar problemas de confianza…
–Si bien es cierto que la salida de capitales alcanzó los 11.500 millones de dólares en el primer semestre de 2009, en la segunda mitad del año cayó a 2.900 millones. ¿Por qué…? Porque las políticas para sostener el mercado interno, sumadas a la negociación que mejoró el frente exportador con Brasil, más el lanzamiento de la segunda fase del canje, evitaron que la economía se desmonetizara. En un escenario de solvencia externa, con una economía en crecimiento y una buena acumulación de reservas, la presión por incertidumbre debería ser mucho menor. En realidad, lo que genera incertidumbre son los dislates de la oposición.
–Y si la oposición trabara la posibilidad de usar reservas…
–La discusión del verano pasado se demostró ociosa. Afrontamos los vencimientos con reservas y hoy tenemos un nivel de reservas que es récord. El Gobierno está muy sólido desde el punto de vista macroeconómico. Si se oponen al uso de reservas estarían demostrando un nivel de irresponsabilidad muy grande. Se quejan por el riesgo país, pero buscan impedir que el Gobierno cierre el programa financiero. Alegan que hay incertidumbre, pero dicen que van a dejar al Gobierno sin Presupuesto. El pago con reservas, además de no comprometer un esfuerzo fiscal innecesario, sostiene el precio de los bonos y baja el riesgo país.
–Un escenario que facilitaría la emisión de deuda. ¿Qué posición adoptará el Gobierno frente al tema?
–No hay urgencias. Si la tasa es conveniente, es posible que se coloque deuda, pero siempre por un monto muy bajo. Sería más que nada para crear una tasa de referencia en el mercado local. Es algo que se irá definiendo sobre la marcha.
Generar liderazgos. Feletti subraya que el Producto Bruto Interno per cápita está en torno de los 10 mil dólares anuales, el más importante de la región. Aunque reconoce que “hay muchas cosas por corregir en materia de distribución”, afirma que “hay señales que permiten ser optimistas” y que de seguir por la senda actual “el país está próximo a ingresar entre las naciones de desarrollo medio”. Asegura, además, que son muchas las cuestiones que le gustaría debatir con la oposición. El coeficiente de inversión en infraestructura, la inserción del país a nivel internacional y aspectos puntuales de la asignación del gasto son algunos de los temas que enumera. “No tiene sentido discutir si el producto crecerá un punto más o un punto menos de lo proyectado. Por el momento, lo único que escuchamos son adjetivos, pero ninguna propuesta concreta”, dice con tono resignado.
–¿Qué se imagina que haría la oposición en el lugar del Gobierno?
–Algo muy diferente. A la derecha este modelo no le cierra. Apuesta a un país chico y no puede abandonar su mentalidad rentista. El modelo que tienen en mente no abarca al conjunto de la sociedad. Es incapaz de liderar un proceso político y económico como hace el empresariado brasileño. Carece de propuestas serias de manejo productivo e integración. La media sanción del 82 por ciento móvil, o la rebaja indiscriminada de las retenciones, son dos ejemplos. Y digo esto pensando que la recuperación de la soberanía se hizo posible a partir de la recuperación del frente fiscal. Hoy podemos hablar de política económica porque podemos tomar decisiones. Esto se logró con desendeudamiento y acumulación de reservas.
–De cara al 2011, ¿cuáles son los objetivos con relación a los organismos multilaterales de crédito?
–Con la Corporación Andina de Fomento, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo aspiramos a tener un nivel crediticio levemente positivo. Después de muchos años de flujos netos negativos por la cancelación de deudas conseguimos revertir la situación. Estamos hablando de unos 1.500 millones de dólares de financiamiento para el año próximo.
–¿Y el Club de París?
–Es parte de los problemas residuales del default. Es más importante desde el punto de vista comercial que financiero. Por el momento, la negociación sigue trabada porque nos exigen, para un programa de cancelación, que nos sometamos a las revisiones del Fondo Monetario Internacional. La exigencia no se condice con la solvencia que el país demostró para afrontar los vencimientos de los últimos años. Esperamos resolver la cuestión de manera razonable.
–¿Cuál es la apuesta fuerte de ahora en más?
–Regular la inversión. Para el año próximo prevemos que alcance el 23,5 por ciento del producto. Estamos trabajando para que exista un shock. Nuestra apuesta se orienta a las empresas medianas que capearon la crisis y crecieron. Un sector que tiene mucha más vocación empresarial que la cúpula industrial.
–¿Qué está faltando? ¿Cuál sería a su criterio el tema pendiente?
–La cuestión del crédito. La inversión crece, pero lo hace en forma autofinanciada. Es un crecimiento muy atado a la tasa de rentabilidad de cada empresa, y esto implica una dinámica negativa porque tiende a concentrar mercados. El debate que se viene es la cuestión del crédito para el desarrollo y el reordenamiento del tejido productivo con liderazgos distintos a los que tradicionalmente se han expresado.
• UN PROBLEMA SERIO
Los solapados reclamos de la Unión Industrial Argentina por un tipo de cambio más competitivo vía devaluación, además de sus recurrentes quejas por el “poco amigable clima de negocios” y la “falta de seguridad jurídica”, se colaron en la entrevista. “Existe un segmento de empresas medianas que se fortaleció con este modelo, que tiene una dinámica y una vocación exportadora fundamentales para la creación de empleos. Es la contracara de una cúpula industrial que apuesta a un país chico, con sindicatos sin poder de negociación. ¿Cómo explicar si no la existencia de empresarios que se han recuperado, crecido y ganado mucho dinero, pero que igual critican la política económica? Me parece que esos sectores concentrados no se sienten cómodos ni líderes en un proceso de democratización de las estructuras sociales. Quieren negocios rápidos y altamente rentables. Es un problema serio”, señala Feletti.