30 de agosto de 2010

Fuga de Capitales I

Por Esteban Kiper *
La fuga de capitales volvió a cobrar relevancia desde mediados de 2007. Entre enero de 2003 y junio de 2007 promedió apenas los 160 millones de dólares por mes. En los últimos tres años creció significativamente. Entre julio de 2007 y julio de 2009 el promedio mensual fue de 1700 millones de dólares y desde agosto hasta ahora 730 millones de dólares. ¿Por qué se fugan dólares de la economía? Los determinantes de la salida de capitales son múltiples, y por consiguiente la identificación resulta muy compleja. Las causas de la fuga en las economías emergentes se puede clasificar en estructurales, macroeconómicas y coyunturales.
La fuga de capitales de carácter estructural se explica por varios factores. En primer lugar la estructura rentística de la economía, dada por el peso del sector agropecuario, alimenta la salida por la limitada posibilidad de incrementar la inversión que involucra el uso de un factor fijo como la tierra. Otro determinante es la vasta presencia en el mundo emergente de actividades que operan en la informalidad (evadiendo impuestos y aportes a la seguridad social) y eluden el uso del sistema financiero para evitar el blanqueo de sus ingresos. Un tercer aspecto es la dolarización de las carteras de activos en los países emergentes. Como la volatilidad macroeconómica no permite el desarrollo de instrumentos de ahorro de largo plazo en moneda doméstica, los agentes por lo general optan por el ahorro en moneda extranjera. Un cuarto determinante es la permeabilidad de la regulación financiera heredada de procesos de apertura financiera abrupta característicos de los ’90.
Las causas macroeconómicas operan cuando aumentan las expectativas de devaluación o crisis financieras; cuando aumenta la tasa de interés de los países centrales; o cuando aumenta la percepción del riesgo sobre las economías en desarrollo.
Finalmente, las causas coyunturales abarcan aspectos cualitativos de difícil medición, tales como la intensificación de la conflictividad política, o las medidas de política económica percibidas negativamente por algún sector empresario (que pueden fugar dólares por temor, o como instrumento extorsivo si el sector es lo suficientemente grande).
En Argentina entre 2003 y 2007 pareciera haber operado sólo la formación de activos externos estructural. Por el contrario, en los últimos tres años han contribuido al aumento en la formación de activos externos todos los factores señalados. Muchas veces varios determinantes conviven, y no es posible determinar en qué magnitud influyó cada uno. Durante el conflicto desatado por las retenciones móviles aumentó considerablemente la fuga. Pero esa situación coincidió con los albores de la crisis financiera internacional y con un fuerte incremento del excedente del sector, derivado de los precios y cosecha record. En circunstancias de política interna más normales difícilmente ese excedente hubiera sido volcado en su totalidad a la inversión, el consumo o el ahorro en moneda doméstica; más aún cuando se tiene en cuenta que la renta se llevó buena parte de ese excedente, y que el sector presenta altos índices de informalidad.
Parece claro hasta aquí que la fuga siempre expresa un problema (dolarización de la economía, insostenibilidad cambiaria, incertidumbre, shocks externos); pero se debe aclarar que no siempre es un problema en sí misma. Si la fuga tiene lugar en un contexto macroeconómico caracterizado por el exceso de oferta de dólares, tasas de inversión elevadas, y depósitos estables o crecientes, no constituye un problema para el funcionamiento de la economía. Si, en cambio, la fuga dificulta la acumulación de reservas y el manejo cambiario, o elimina el exceso de oferta de divisas, puede afectar la tasa de crecimiento potencial de la economía o generar disrupciones cambiarias, financieras y reales.
¿Cómo administrar este fenómeno? En términos macroeconómicos la política adoptada desde 2003 es la adecuada, ya que la preservación de equilibrios fiscales y externos, la acumulación de reservas y el desendeudamiento refuerzan la estabilidad cambiaria y aseguran a la economía ante crisis externas, desestimulando la salida de capitales. En términos estructurales el blanqueo de la economía es clave, así como un mayor desarrollo del mercado de deuda en moneda doméstica y la participación del sector público en la apropiación de rentas. Los conflictos políticos, que son señalados usualmente en la prensa como únicos detonantes de la fuga, difícilmente puedan evitarse en un proceso de desarrollo económico. Finalmente, la adopción de controles a la entrada y salida de capitales de corto plazo ha dado muestras en otros países, y también en Argentina, de contribuir a suavizar la fuga. Al desestimular la entrada de capitales especulativos, se minimiza el potencial riesgo macroeconómico de su salida.
* Economista. AEDA-Profope.