Nota BAE
Para entender el debate de los últimos días por el uso de las reservas del Banco Central debemos hacer un breve repaso de la historia de la deuda pública argentina durante los últimos 35 años.
A fines de 1975 la deuda del sector público era de u$s7.961 millones (18% del PBI), relativamente insignificante para el tamaño de la economía argentina. A fines de 1983 alcanzaba los u$s41.054 millones (42,3% del PBI), a esta altura ya un nivel significativo. En ese lapso el aumento está explicado por el endeudamiento para financiar la política de apertura comercial y dólar barato; por este motivo se tomó deuda por u$s11.100 millones. Por importaciones no declaradas, el endeudamiento fue de u$s7.700 millones y el resto por estatización de la deuda privada. Y la ortodoxia en pleno apoyó el endeudamiento.
La década de los ’80 estuvo signada por la astricción monetaria aplicada por los republicanos en los Estados Unidos, lo que provocó una elevada tasa de interés internacional que impactó sobre nuestras obligaciones; así, para el período 1984-89, a pesar de efectuar pagos por más de u$s8.000 millones, la deuda siguió aumentando por la capitalización de los intereses. Pese a los tibios intentos del radicalismo en el gobierno de resistir el ajuste con políticas heterodoxas, fue un período de fuerte ajuste interno (menos consumo, menos inversión) para generar divisas que permitan pagar. El ajuste alcanzó para una parte y el resto de los compromisos aumentó la deuda. Así llegamos a u$s64.377 millones de dólares para 1989 (60% del PBI), en el marco de niveles de inversión neta negativa. Y la ortodoxia pedía más ajuste.
En la década siguiente la deuda volvió a aumentar llegando a u$s144.453 millones de dólares en 2001 (54% del PBI). Fue el resultado del déficit que al Estado le generó la privatización del sistema previsional. En el período 1994-2001, por desvío de aportes a las AFJP, el Estado dejó de percibir u$s27.300 millones y por reducción de aportes patronales otros u$s27.500 millones, lo que suma u$s54.800 millones que, agregados a los intereses devengados, explican los u$s82.000 millones de aumento.
Como muestra de lo que ocurrió en los últimos años de este período, hay que recordar el acuerdo con el FMI de agosto de 2001 por el cual se le otorgó un crédito al BCRA por u$s8.000 millones para engrosar sus reservas las cuales se utilizaron para sostener la convertibilidad y por lo tanto terminaron financiando la fuga de capitales. Los ’90 fueron la década de oro, se malgastaron los ahorros futuros (endeudamiento) por u$s82.000 millones y ahorros pasados (ingresos por privatizaciones) por otros u$s31.000 millones. Y la ortodoxia local e internacional puso a la Argentina como ejemplo.
Después de la cesación de pagos de 2001, la crisis de 2002, la reestructuración de la deuda en 2005 y el pago al FMI, hoy, en 2009, la deuda del sector público es de u$s141.665 millones (46,4% del PBI).
Durante esta década la política fiscal ha sido “de manual”, superávit de 3 puntos del PBI durante la expansión y déficit ante la recesión de 2009. Al mismo tiempo, al tener cerrados los mercados internacionales de financiamiento, la Argentina fue disminuyendo su deuda con acreedores privados y aumentándola con organismos públicos nacionales (BCRA, ANSES, PAMI, Banco Nación, etc.) para morigerar el impacto social de la crisis internacional. Siguiendo con el manual, dada la situación internacional con exceso de liquidez y tasas bajas, sería recomendable ante una salida de la recesión tomar deuda para superar ese momento, pero dada la situación internacional con exceso de liquidez y tasas bajas. Pero nuestro país no puede aprovechar la oportunidad porque su pasado lo condena. Ante la posible suba de la tasa de interés internacional impulsada por la FED, el pago ahorraría costos financieros mayores en el futuro. Hay quienes dudan sobre el pago de los servicios para el 2010, al mismo tiempo que persiste la situación de cesación de pagos con los bonistas que no entraron en el canje y con el Club de París. La decisión de pagar con reservas despeja la primera de las incertidumbres en el marco del inicio de gestiones para reestructurar las deudas en cesación de pagos.
No parece menor que a través de estas medidas la Argentina despeje su horizonte respecto del tema de la deuda mientras en el mundo, en el marco de la crisis internacional, son muchos los países que se encuentran en grandes dificultades para afrontar sus compromisos. Media Europa (Rusia, Lituania; Letonia, Hungría, Grecia; España, Islandia, Irlanda, Italia, Gran Bretaña) le debe a la parte más rica (Alemania, Francia) y el panorama es sombrío. La experiencia de los años ’90 nos enseñó que sobreactuar de mejor alumno en los mercados internacionales no es una recomendación para ningún país. La inversión debe financiarse prioritariamente con el ahorro interno y no con el ahorro externo para que sea sustentable.
Al mismo tiempo, la decisión de pagar con reservas resuelve el problema fiscal ya que libera los recursos presupuestarios destinados a tal punto en el Presupuesto 2010. Teniendo en cuenta este objetivo, la oposición de la ortodoxia se entiende más. No quieren que se utilicen las reservas porque pretenden que se paguen los vencimientos con un fuerte ajuste fiscal (y ya sabemos qué gastos consideran al empezar el recorte).
Para entender qué gastos son los que le molestan a la ortodoxia, también es necesario un poco de historia. En 2009, el gasto educativo alcanzó 5,5% del PBI, el gasto en ciencia y técnica 0,32% del PBI y en seguridad social 9 puntos del PBI, los valores más altos desde que se consolida la información del Sector Público Argentino (1980).
Otro argumento que se utiliza para oponerse a esta decisión es que permitiría seguir aumentando el gasto público que, sumado al gasto privado, generaría un exceso de demanda, y como consecuencia de ello, más inflación. Se parte del diagnóstico de que la inflación es un problema de exceso de liquidez y de exceso de demanda, y que en consecuencia sólo se contiene con un ajuste fiscal. Para refutar esto no hace falta ir muy lejos; según estos economistas en 2009 el PBI cayó 3%, se perdieron 500.000 empleos y la inflación fue del 17%. ¿Qué recesión será necesaria y cuántos puestos de trabajo se deberían sacrificar para que la inflación sea del 4%? La principal causa de la inflación en la República Argentina es la puja distributiva que siempre se da en un proceso de crecimiento, y que en los dos años recientes se le sumó el aumento de las materias primas; la agudización de la concentración y transnacionalización de la economía argentina heredada de los años ’90 no ayuda. En todas las cadenas productivas hay un eslabón poderoso que fija precios amplificando el efecto de aumento de costos y, desde 2007, han respondido aumentándolos ante cada intento de recuperación salarial y como protesta ante medidas que buscaron captar sus rentas extraordinarias.
Un comentario respecto de las reservas que tantos dicen proteger hoy tan celosamente. Durante los ’90, la economía argentina no generó un solo dólar genuinamente; tuvimos déficit comercial prácticamente en todos los años del período; las reservas se generaron por endeudamiento y venta de activos, y se gastaron financiando el sostenimiento de la convertibilidad. En la presente etapa, la política macroeconómica ha dado como resultado un superávit comercial acumulado que supera los u$s70.000 millones, los cuales nutrieron las reservas del BCRA. A tal punto que en 2006, el entonces presidente del Directorio del BCRA usó más de u$s9.000 millones de las reservas acumuladas (eran casi u$s30.000 millones) para pagar la deuda con el FMI.
La posición de la ortodoxia es coherente, ha pedido más ajuste y ahora nuevamente pide lo mismo en las dos etapas en que se intentó una política económica distinta.
Insistimos, al escuchar y leer tantas opiniones de economistas, periodistas y políticos, parece que no vivieron en la Argentina en los últimos 35 años; lo notable es que parece que tampoco viven en el resto del mundo.
Por Gerardo De Santis, Director del CIEPYC (Centro de Investigación en Economía Política y Comunicación, de la Universidad Nacional de La Plata)